El Intestino Tu segundo Cerebro

Notamos mariposas en el estómago al enamorarnos. Se nos hace un nudo en el estómago cuando estamos nerviosos y asustados. Nos entran las ganas de evacuar cuando tenemos miedo.

No es un capricho del lenguaje que relacionemos la mente con el estómago. Las personas tenemos un segundo cerebro en el intestino, en el cual se alojan unas 100 millones de neuronas, nada menos que el tamaño del cerebro de un gato.

Si bien la psique está controlada por la mente, nuestro sistema digestivo toma sus propias decisiones, ya que cuenta con algunas de las mismas terminaciones nerviosas que el cerebro.

Si eres de los que se da atracones de chocolate, no te dejes consumir por el remordimiento: puede que sea culpa de tus bacterias intestinales, que te incitan a comer dulce sin parar.

Los billones de microbios del intestino (microbiota) nos manejan a su antojo y favorecen el consumo de ciertos alimentos que los hacen reproducirse.

Las bacterias del intestino son manipuladoras. Hay una diversidad de intereses en la flora microbiana intestinal; algunos se alinean con nuestros objetivos alimenticios y otros no.

MODIFICAR LOS MICROBIOS INTESTINALES PUEDE CAMBIAR LA CONDUCTA

Las bacterias intestinales condicionan incluso la personalidad. Un experimento ha demostrado que al inyectar a ratas sanas la microbiota de otras con rasgos autistas, las primeras desarrollaron el mismo comportamiento antisocial.

También en humanos se ha comprobado que aquéllos con problemas de conducta tienen diferencias esenciales en la flora intestinal. Lo que muestran estos avances es que al modificar la capacidad mental humana no sólo puede conseguirse a través del cerebro.

«Cambiar la flora bacteriana intestinal predeterminada puede variar la conducta», (Sociedad Española de Patología Digestiva). Un cambio en la dieta para estimular los intestinos podría abrir campos muy interesantes para curar determinadas enfermedades neuronales.

«La interacción entre cerebro e intestino está comprobada y eso abre la puerta al futuro», Ya que algunas enfermedades neuronales la raíz se encuentra en los intestinos, «Aunque aún queda mucho para que se pueda mejorar la calidad de vida de esquizofrénicos o autistas a través del equilibrio bacteriano», pero esto les brinda una mejor calidad de vida.

La fusión del Intestino delgado en la digestión es la absorción de nutrientes, tambien es una defensa bacteriana para todo el organismo y el sistema inmunológico.

LOS "SENTIDOS" DE NUESTRO ESTÓMAGO E INTESTINOS

Memoria: La proteína que quema la grasa corporal se encarga también de la memoria; por eso los obesos son más propensos a la demencia.

Bienestar: El estado de ánimo se aloja en el estómago, ya que ahí se produce y almacena el 90% de la serotonina, la 'hormona de la felicidad'.

Sueño: Cuando relajamos las vísceras, nuestras neuronas estomacales producen benzodiazepinas, que relajan e inducen el sueño.

Estrés: Ante una emergencia, el cerebro toma energía del intestino. Las vísceras se 'rebelan' y envían señales como malestar estomacal, inflamación y una digestión lenta.

Gula: Los billones de bacterias que se alojan en el intestino eligen sus propios nutrientes para prosperar: a veces son más golosas que tú.

Miedo: El pánico hace que el cerebro espante al intestino grueso. Éste ya no dispone de tiempo para absorber líquido y el resultado es diarrea con dolor y espasmo, lo que llamamos colitis neurológica que traerá como consecuencia hemorroides y varices.

Por todo esto, son los cambios emocionales de cada individuo.